MI TERAPIA DE VIDA
¡Hola! Soy Fabiola Arrieta, tengo 23 años, soy bachiller en derecho y quiero contarles cómo el baile ha sido la terapia más sanadora y efectiva que pude encontrar en mi vida.
Pero primero, les contaré brevemente mi historia con el baile.
La salsa estuvo presente en mi vida, pero no de la forma más esperada. No soy de salir a fiestas entre amigos o reuniones familiares, por lo tanto, no había tenido la oportunidad de bailar este estilo ni sola, ni en pareja. Creo que de no ser por la radio o la tv, quizás nunca hubiera tenido noción sobre la salsa o bachata. Sin embargo, cada vez que oía de este estilo de música, había algo en el ritmo que jalaba mi oído, pero no lograba conectar del todo pues no lo consideraba como una de mis preferencias musicales.
En diciembre del 2013, -llevando clases de Hip Hop & House con Michael Grijalva en D1-, mientras ensayábamos para el show de cierre en el auditorio, una voz en off pidió parar todo para comunicarnos algo. Era Vania Masías, quien nos dijo: “Atención! Nuestras chicas de Ladies Latinas han concursado en el World Latin Dance Cup de Miami y han quedado en el puesto N° 05 a nivel mundial”. Acto seguido, todos lanzamos un grito de alegría y aplausos a nombre de ellas. Yo no podía más con la admiración porque tenía entendido que era la primera vez que concursaban en un mundial así. Y, que hayan logrado quedar en uno de los primeros puestos, realmente fue un tremendo WOW ¡¡¡Qué tal nivel!!! (Ese fue mi primera conexión con la salsa y con Ladies).
En el año 2014, recuerdo asistir a un workshop de Ying Yang Crew y Ladies Latinas, mis dos grupos de baile favoritos. Era la primera vez que veía a ambos grupos bailar juntos. Fue una explosión de arte purito. Desde ese día empecé a seguirlas más por redes sociales. Era alucinante ver mujeres tan seguras en el escenario, en fotos, en videos, demostrando una fuerza que no se podía definir en palabras.
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Sin embargo, jamás pensé que ese iba a ser mi último año bailando. Por temas de salud empecé a tener dolores intensos en el metatarso y en el talón (llegando a un punto en que ya no podía caminar), y a los meses me detectaron un problema en el colon. A pesar de eso, quise seguir bailando hasta fin de año; tomando pastillas, medicándome y cuidándome lo más que podía. Y pude terminar, pero los problemas continuaron. Para marzo ya era imposible seguir. Mis pies no mejoraban, y mis clases en la universidad iban a ser sólo turno noche. Es decir, pretender seguir llevando clases, iba a ser imposible. Ni por salud, ni por horarios.
Al darme cuenta de esto, sentí que todo era más difícil para mí. Sentía que todo lo avanzado, luchado, -no solo por estar aprendiendo a bailar, sino por afrontar limitaciones personales-, se estaban yendo a un hoyo sin fondo. La decisión fue difícil, pero no tenía de otra. Así que tuve que dejarlo todo, sumándose en mí la frase: “Quizás esto nunca fue, ni será para tí”.
Pasaron dos años, y a pesar de haber logrado acabar mi carrera, sentía un vacío enorme en el corazón y mi alma. Sin embargo, la idea de retomar la danza estaba completamente descartada. No me sentía bien ni en salud, ni mentalmente como para poder tomar una clase. Aunado a ello, ese año pasé por diversos momentos fuertes que me hicieron dudar hasta de quién soy y cuál es mi misión en este mundo. Me sentía mal, deprimida, confundida, sola. Me vencieron mis miedos, mi dolor, mi vergüenza. Sentía que había retrocedido. Y en efecto lo hice.
Pero como todo tiene un límite, ese momento se acabó. En el mes de diciembre del 2017 empecé a revisar las redes sociales, y un día me apareció el anuncio de Ladies Latinas convocando a clases para el verano 2018. Al principio dejé pasar la noticia. Pero algo me hizo retroceder al post y pedir más información. Y lo hice. Y de un momento a otro, se me dio por intentar probar Ladies Basic. Lo dude bastante. Llena de inseguridades, empecé a pensar en mi peso, mi condición física, mi salud, el tema de mis pies, el usar tacos, etc. Todas esas dudas que aparecían y me hacían retroceder en la decisión. Pero, como dicen: “Si realmente quieres hacer algo, hazlo”. Y lo hice. Me inscribí.
Al ser un ritmo completamente nuevo para mí, al principio tenía una sensación rara, porque sabía que no estaba relacionada con el estilo, pero había algo que me decía: ¡Dale, arriésgate! Y así fue.
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El recibimiento de Mia el primer día me generó un sentimiento de confianza que me hizo dar a entender que nunca íbamos a estar solas en este proceso. Y ello, hizo que todo fluya con más tranquilidad.
Las clases fueron avanzando, y yo cada vez me aferraba a ellas. De todos los pensamientos más trágicos que podía tener, en esa hora y media de clase se me iba todo. Me desconectaba, sentía que vivía algo que no veía ningún en otro espacio (en el trabajo, en la universidad, etc.) Fueron pasando las semanas y mi corazón cada vez era más feliz. Hasta que un momento llegaron las clases del Open Level. Eran clases abiertas de diversos niveles a las que podías inscribirte y retarte un poco más.
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En ese taller conocí a nuevas profesoras, cada una con su belleza exteriorizada en cada movimiento. Era increíble. Pero, fue particularmente una clase la que me marcó. “Trabajo de performance y actitud”, dictado por Mia Noel. Recuerdo esa clase como una de las más especiales. En ella, Mia nos impulsaba a sacar eso que tenemos dentro, pero que por diversas razones no dejamos salir. Al cerrar esa clase, Mia dijo algo muy lindo sobre mí que yo jamás pensé estar proyectando. A partir de ese momento sentí que había algo en mí que aún no descubría, pero que otros ya veían. Desde ese día no he podido dejar de agradecer a Mia por todas y cada una de sus palabras hacia mí. Porque a partir de ese día sentí que al fin alguien creía en mí, y eso hizo que YO también empiece a creer en mí.
Ese mes, en marzo, se dio la audición para formar parte de los teams. Y yo, -como recién había llevado el nivel de básico- me dije: “no hay forma que yo vaya”. Sin embargo, Mia, una vez más nos animó a ir. Y fui. Mi intención fue solo ir a probar, pero me llevé mucho más que eso. No pasé, pero ver la energía, la garra, la pasión que le ponía cada postulante, era increíble. No entendía cómo hacían para bailar así. Solo sé que ese día me fui motivada. Y desde ese momento, no paré. Cada clase que tenía era una nueva oportunidad de crecer.
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No solo eso, mis compañeras de clase y mis profesoras (Andreita, Stefanía y Ángela), también empezaban a notar algo diferente, y tenían palabras de apoyo o refuerzo en cada avance. Todo era una sensación indescriptible. Todo esto no solo hacía que yo empiece a cambiar mi forma de ver la danza, sino también la forma de ver a las personas. Empecé a creer en que realmente existen seres de un corazón enorme, que están dispuestos a apoyarte y darte palabras de aliento desde lo más sincero de su ser. Ahí descubrí que no solo estaba creciendo en el baile, sino creciendo como persona.
Hoy, luego de 8 meses de llevar clases, puedo concluir que inscribirme a Ladies Latinas ha sido una de las mejores decisiones que he podido tomar en mi vida. Me ha permitido conocerme y reconocerme en muchos aspectos que jamás imaginé tener. Me ha permitido volar, sentir, fluir, valorar a los demás, y dejarme valorar por los demás. Me ha permitido abrir mi corazón sin miedo a ser dañada, a no tener dudas sobre lo que me digan, y recibir con mucho amor cada palabra de aliento, de reconocimiento, de apoyo a mi persona, lo cual hace que yo también haga lo mismo con todas las demás.
Este año ha sido uno de lo más mágicos, en los que he podido verme un poco más como Fabiola, y dejar de lado el “cómo me ven los demás”. Me ha permitido mostrarme como un ser único, amarme y respetarme tal cual soy. Con imperfecciones, con cualidades, con habilidades, y todo aquello que me componga como Fabiola. Un ser que es muy feliz al disfrutar su baile, y que también celebra el de los demás.
Y bueno, no quisiera cerrar este post sin compartirles otro momento importante que acabo de pasar. El día sábado 25 de agosto me animé a postular a la audición de los Ladies Teams. Y adivinen qué… ¡¡¡INGRESÉ AL ELENCO LADIES ALUMNAS!!! (¡¡¡Waaaaaa!!! Griten conmigo por favor que yo aún no lo asimilo).
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Con esto solo puedo decirles que, de verdad, DE CORAZÓN, se arriesguen y apuesten por sus sueños. ¡POR LO QUE LAS HACE FELICES! Y si algo no se da en una oportunidad, bueno, tengan en cuenta que ha sido por alguna razón, pero no tiene por qué acabar ahí. Tienen que seguir, luchar y dejar que su corazón las lleve a conocer nuevas experiencias. Porque déjenme decirles que mis dolores y malestares físicos siguen, ¡pero el amor que siento por esto, no me para! Todo lo contrario, me fortalece <3
Y si sienten que no cuenten con el apoyo de las personas que ustedes quisieran que estén ahí -sus padres, su familia, etc- pues créanme que no están solas, que sí pueden encontrar este sentir en otras personas (y se los digo yo, que, hasta el año pasado, no creía en absolutamente nadie).
Es mágico sentir que personas que recién te conozcan, se alegren de tu crecimiento, te deseen todo lo lindo del mundo, y que sean felices de verte feliz (Gracias profesoras, gracias chicas y gracias amigas de la vida, por estar siempre ahí).
Gracias Ladies Latinas por permitirme compartir este momento. Soy feliz de ser parte de este grupo maravilloso, que no solo me ha hecho crecer en el baile, sino también como persona, como un ser de luz propia. Gracias por hacerme recobrar la esperanza sobre la humanidad. Gracias por ser como una familia. Gracias por ser mi terapia de vida.