VIVIR PARA BAILAR

Siempre he sido una persona tímida, que se cohíbe al llegar a un nuevo lugar en donde no conoce a nadie y le cuesta desenvolverse, ya sea conversando o mostrándome tal y como soy. Sin embargo, el baile estuvo presente en muchos aspectos de mi vida desde muy pequeña, desde que mi abuelita nos cuidaba a mí y a mi hermana y, por las tardes, cuando todos estaban en sus cuartos durmiendo, yo me quedaba sola en la sala, prendía la radio y me ponía a bailar como si nadie estuviese mirando, como si mi baile y yo fuéramos lo mejor y único en ese momento. Un tiempo después, y por cosas de la vida, decido dejar el baile y volverme ajena a cualquier noticia, novedad, coreo, concurso e incluso personas de ese mundo. Lo sé, un cambio fuerte y radical. Fue una época triste, en donde nada me llenaba plenamente, en donde sentía un desequilibrio en mi vida y que algo me faltaba. Incluso caí en una etapa, no sé si llamarlo, de depresión, en donde la situación me volvió aún más tímida e insegura, en muchos sentidos, y era un peso difícil de cargar en el día a día.

Años más tarde, ya un poco más estable y gracias a la vida y el pasar del tiempo, porque sí, chicas, créanme que todo pasa, descubro Ladies Latinas, por una conocida que era parte del equipo de Son Ladies, por lo que decido entrar…

Aún no puedo describir la emoción que sentía en cada clase e incluso el “loco” que veía en el espejo por mis movimientos tan tímidos y pequeños, saliendo a la luz luego de muchos años y probando nuevamente lo que era la riquísima danza. Es simple. Amé Ladies Latinas. Desde el trato hermoso que tienen las chicas hacia una como aprendiz, alumna que recién comienza, hasta el detalle en cada clase y paso que marcan para ti. Comencé en Basic, actualmente me encuentro llevando Project 2, y complementando mi formación con algunos estilos urbanos y de técnica en otras escuelas, porque sí, personalmente, bailar dejó de ser solo un pasatiempo, se ha vuelto parte de mí y hasta una prioridad en mi vida, y no existe forma en el mundo de que vuelva a desprenderme así y por tanto tiempo, de algo que me hace tan feliz.

Creo que aún no encuentro manera de agradecerle a la vida y a esta escuela por existir tan hermoso arte… No existe mejor remedio. El baile cura. Y si me preguntan en qué me ayudó… pues no solo me volvió alguien más segura de mí misma, sino alguien con una personalidad mucho más abierta, alguien que ya no suele sentir miedo de mostrarse al mundo como es, de decir hola y entablar una conversación de lo más normal con alguien más, de mirarse al espejo y gustarle lo que está viendo y viviendo, de abrazar sus miedos y salir a la calle a seguir afrontando el día a día. De incluso, ver cómo mi desenvolvimiento y relaciones, laborales y personales, mejoran instantáneamente (y créanme que aún lo siguen haciendo, y no se imaginan lo feliz que me hace seguir viendo cambios increíbles semana tras semana).

Soy egresada y titulada de la carrera de Marketing, llevo más de 3 años en el rubro e incluso acabo de terminar una especialización… pero no podría ser feliz ni llevar mi trabajo, mi familia y mi vida si no despertara temprano para ir a trabajar sabiendo que terminaré mi día bailando. El baile le da a mi vida el equilibrio y la fuerza que necesito. Atrévanse a bailar. Atrévanse a sentirse libres de expresar, de soltar, de volverse seguras y fuertes. No creo que exista para mí mejor medicina que esta.