Bailar lo cura TODO

Hola a todeees!!! Mi nombre es Elvira, mi familia me dice Vidita, mis amigos Elvi. Amo el arte desde que tengo uso de razón. Toqué piano algunos años cuando era niña y aunque no recuerdo nada, porque el cuerpo a veces olvida, amo la música desde pequeña. Me encanta la fotografía, el cine documental y un dato curioso es que cuando viajo compro instrumentos pequeños típicos de los países que visito (creo que a este paso tengo suficiente pa’ armar mi orquesta), pero esa ya es otra historia. Vamos a enfocarnos en uno de mis principales amores: la danza.

Recuerdo que cuando era niña, de vez en cuando me encerraba en mi cuarto recontra rosado e intentaba inventar pasos con algún ritmo, tal vez no me salían, pero yo ya me alucinaba la bailarina jajaja. En el colegio bailaba en todas las actuaciones con mis fieles partners (Edmé, Ani y Tesha), dicho sea de paso, hace unos meses en la reu de promo vimos un video de nuestro último baile y realmente solo reímos por horas.

También bailé marinera norteña, que me hacía sentir volar en el cielo, un amor pendiente de retomar. Aprendí tondero, caporales, morenada, bailé mucho folklore por un tiempo. Pero era de esas “viajeras”, un día sí, un día tarde y un día no, me faltaba algo muy importante: disciplina.

Como toda historia siempre tiene un nudo, ahí voy con el mío... dejé de bailar, sí sí la típica historia de la universitaria absorbida por una carrera. Y durante esos años, escuchaba a lo lejos que la carrera de danza se abriría cerca a mi facultad, mis pies me picaban, soñaba despierta con estudiar esa carrera, pero no era el momento. Así que me conformé con algunos cursos libres de danza contemporánea y desde aquel día mi cuerpo amó el piso.

Los veintitantos llegaron y poco a poco sin darme cuenta me fui alejando de la danza, pero nunca la olvidaba y es así como nos ponemos cabe solitas. Sentí que mi tiempo había pasado, que ya no era una prioridad, que era un sueño guardado en un cofrecito y cerrado con mil llaves. ¿Pero por qué solas nos ponemos un límite de tiempo? El tiempo es relativo y totalmente personal.

En el 2018, mi regalo de 25 años “de mí para mí” fue cumplir mi sueño de estudiar cine documental en una escuela en Cuba, trabajé mucho para lograrlo y cuando llegué a la islita creo que bailé más que filmé durante un mes. Cuando regresé a Perú entré en una tristeza profunda, indescriptible, raro en mí, me demoré semanas en entender que mi cerebro había reconectado con mi cuerpo y que solo necesitaba bailar.

Empecé a buscar escuelas, on2, on1, casino, WHAAAAAT de qué hablaban? Amigos no entendía nada, yo solo quería entregar mi sabor. (No les he contado que odiaba la salsa en el pasado recontra pasado y que la volví a amar de un momento a otro, esa también es otra historia).

Bueno, durante esos días recordé a unas muchachas que siempre admiraba, las famosas Ladies Latinas, les había escrito mil veces para inscribirme en sus cursos, pero siempre pasaba algo, volví a hacerlo y me dije a mí misma “es ahora o nunca”.

Y ahí me veían nerviosa en mi primera clase de Ladies Basic, una maestra puntual esperaba de espaldas en un salón rodeado de espejos, era Miita. Yo estaba tan asustada, tenía miles de dudas, pero en todo momento la mirada paciente y de calma de la maestra me reconfortaba. Maestras no tienen idea de la calma que transmiten sus miradaaaaaaaaaaaas, de verdad, verdacito. Gracias!!!

Entre por un curso de 2 meses y voy 1 año y 4 meses entrenando con mi familia Ladies. Y nos vamos por más!!! Gracias infinitas a todas mis maestras: el corazón y por compartir su talento. ¡Son increíbles! Vicky, Gaby, Barbie, Mia, Cin, Stef, Angelita, Andreíta, todas son inspiración para mí. Gracias por su paciencia que parece no tener límites, por enseñar desde el corazón <3

Gracias también a todas mis compañeras, por sus palabras de aliento, por ayudarme a mejorar, por divertirme con sus ocurrencias y porque estamos juntas por nuestros sueños!!! Y olvidaba contarles que desde este año soy parte del Elenco Alumnas, me atreví a ir a una audición, la primera en mi vida. Y soy feliz muy feliz en todos los entrenamientos. Gracias a los entrenamientos he recordado la importancia de la disciplina!!!

Amo el movimiento, tiene una magia única conectar el cerebro con tu cuerpo, es algo indescriptible y es cierto lo que dice Martha Graham, eso de que la danza es el lenguaje secreto/oculto del alma. Moverme, sentir, bailar, conectar, entender mi cuerpo, mirarme, reconocerme, me hace muy feliz. Una felicidad que ahora busco compartir, después de que escuché decir a nuestra directora Miita, que si algo te hace feliz hay que compartirlo para multiplicar esa felicidad.

Y empecé a ponerlo en práctica donde veía gente, toda una coach de los sueños jajaja, animaba a todos a volver a sus viejas pasiones. Y hasta en casa, estoy enseñando a bailar a mis papás la sabrosa salsa… debo decir que van muy bien.

Si estás leyendo esto, muévete, baila, no importa dónde, cómo, cuándo, con quién, no importa si sientes que es correcto o no. Bailar no quita tiempo, nos da más tiempo, nos da vida. Vamos, muévete, te hará feliz, químicamente comprobado, porque #BailarLoCuraTodo.