Al mal tiempo, buena salsa!
Comencé a bailar desde que tenía 3 años gracias a mi mamá que me inscribió en clases de Marinera. Recuerdo claramente el ambiente donde bailábamos y aprendíamos los movimientos propios de esta danza: cabeza arriba, pecho hacia afuera, pañuelo en mano y mucha coquetería y actitud. Veo mis fotos y escucho a mi mamá que cuenta como de niña yo iba con mi vestuario a todas las reuniones familiares y les decía a mis tíos, abuelita, primos que llegó el momento de mi baile jajaja. Esto me demuestra que bailar es algo que he disfrutado desde muy pequeña y que a lo largo de mi vida me ha acompañado en diferente manera. Mi nombre es Olga, y hoy quiero compartirles un poco de mi experiencia con la danza.
![](https://static.wixstatic.com/media/0dd8c4_63357c700e8d483894a5d4b85080d426~mv2.jpg/v1/fill/w_556,h_417,al_c,q_80,enc_avif,quality_auto/0dd8c4_63357c700e8d483894a5d4b85080d426~mv2.jpg)
Desde niña sentí que la danza es algo que debía estar presente en mi vida, es así que a lo largo de mi etapa escolar estaba bailando en todas las actuaciones y pertenecía al taller de danzas de mi colegio. Todos los veranos, mi mamá también me inscribía en talleres de danzas folclóricas y hasta un tiempo llevé ballet. Grande fue el cambio cuando en quinto grado me mudé de distrito, me cambié de colegio y dejé atrás todas mis actuaciones y talleres, entrando en un nuevo entorno lejos del que había crecido. Durante el resto de mi etapa escolar no bailé tanto como hubiese querido, no tuve la posibilidad de llevar nuevos talleres. Hacia el final del cole, tuvimos festivales de danza como parte de la currícula escolar y fui tan feliz de poder reencontrarme con el baile y también me animé a estar en el taller de danzas del cole. Una vez que el baile había regresado, sentí nuevamente que mis actividades estaban completas. Ya quisiera poder haber estudiado danza como una carrera profesional; sin embargo, esa no era una opción porque mis papás no lo hubiesen entendido, pero sobre todo porque yo misma sentí que la danza era algo para lo que me debí haber preparado toda mi vida pues conlleva un gran entrenamiento y preparación física, los cuales yo no había tenido. Así que opté por una carrera universitaria.
Estudié arquitectura en la PUCP y convertirme en arquitecta significó un gran paréntesis en mi vida, ya que dejé de lado todas las cosas extra curriculares que siempre me han gustado hacer, no es que sea exagerada pero la carrera consumía todo mi tiempo. Busqué opciones como inscribirme en el CEMDUC, pero ellos entrenaban en horarios en donde yo debía hacer mis planos y maquetas. Solo participé dos veces en la noche cultural de las interfacultades representado a Arqui, ese fue mi único contacto con la danza durante la universidad, fuera de las eternas amanecidas escuchando mix de Youtube de tributos a la salsa, donde movía los pies y los hombritos mientras estaba sentada y que me servían para no dormir. Estudiar arquitectura probablemente es lo más difícil que he hecho hasta ahora y me ha regalado muchas experiencias y herramientas para crecer como persona y como profesional; sin embargo, ya en la vida real post universidad sentí que solo siendo arquitecta no era feliz y no me malinterpreten, pues considero que la arquitectura tiene un rol social importante por el cual me gustaría trabajar, apostar y desarrollar, pero dentro de mí había algo más que no se sentía bien.
Hace unos días, me apareció un recuerdo en Facebook que decía que hace 4 años había sustentado de mi tesis, dando fin a esa etapa de mi vida. En este tiempo he pasado por diferentes situaciones personales y diferentes trabajos, pero lo más importante es que he pasado por una etapa de búsqueda personal sobre qué es aquello que debería hacer o por donde debería seguir, pues andaba medio perdida. Hubo un año del que salí de una mala experiencia y me metí con todo a buscar cosas que mantengan ocupada mi mente. Siento que en este punto volví a esa Olga del colegio que estudiaba, iba a las clases de inglés, bailaba, organizaba las cosas del colegio, las reus de promo, etc., solo que ahora con solvencia económica, podía estudiar más cosas que me llamaban la atención; es asi, que llevé un sinfín de diferentes cursos y comencé a disfrutar mucho del tiempo con mis amigos, las salidas en el centro de Lima y los martes de sargento que se volvieron parte de mi rutina semanal. Mis amigos se preguntaban “¿Cómo es que puedes ir a bailar salsa un martes y trabajar al día siguiente?” y es que la verdad bailando salsa se me olvidaba todo mal momento que podía estar pasando y el lema “A mal tiempo, buena salsa” se volvió en una solución para mí. Me hacía además recordar parte de mi niñez cuando mi papá nos llevaba casetes de salsa y oíamos con mi hermano a Los Adolescentes y luego CDs donde sonaba “Calle Luna Calle Sol”, Ruben Blades y descubrimos a muchos grandes de la salsa.
Siempre me ha gustado probar nuevas cosas y por el 2017 descubrí en Instagram a un grupo de chicas bajo el nombre de Ladies Latinas, me parecía demasiado hermoso cómo bailaban y cómo podían moverse así, pero nunca me animé a llevar algún taller hasta el 2018 que convencí a mis amigas de llevar un workshop pro fondos que hacían las Ladies para ir a un mundial. Recuerdo que ese domingo fuimos al workshop y fue un golpe al cerebro jajaja, pero fue hermoso sentirse en un ambiente donde se notaba que todas formaban parte de algo que iba mucho más allá de solo bailar. No fue sino hasta enero del 2019 donde una de mis mejores amigas me contó que se había inscrito en un taller de Ladies Latinas y me motivó a también inscribirme (gracias Mili). La verdad no sé por qué me tomó tanto tiempo llevar un taller de Ladies, pero como parte de mi búsqueda personal y las experiencias que he pasado entendí que todas las cosas llegan en el tiempo correcto y más allá de un “por qué”, tienen un “para qué”.
![](https://static.wixstatic.com/media/0dd8c4_7c61acb7e6ed44a6a8911ce85943c6d3~mv2.jpg/v1/fill/w_532,h_398,al_c,q_80,enc_avif,quality_auto/0dd8c4_7c61acb7e6ed44a6a8911ce85943c6d3~mv2.jpg)
Luego de llevar el Ladies Basic, quedé maravillada de lo todo lo que había por aprender. Era entender la salsa desde la técnica de bailar salsa y obviamente disfrutarla de una forma nueva. Llevé luego Project 1 en donde ya íbamos haciendo secuencias que abarcaban más cosas y conecté muy bien con el grupo de mujeres con quienes bailaba todas las semanas, todas muy distintas, pero con esas mismas ganas de disfrutar lo que hacíamos. Ahí nuestras profes nos contaron que habría una audición para pertenecer a los equipos de Ladies Latinas y nos animaron a audicionar. La verdad que la pensé hasta días antes de la audición porque veía el nivel que tenían todas las chicas que bailaban en Ladies y yo recién estaba llevando mi segundo curso. No le conté a nadie y en modo YOLO, fui a la audición con la consigna de “esto es como un martes de sargento más” y disfruté mucho del proceso y del ambiente tan bonito del que formé parte aquel domingo. Unos días después me llegó un correo diciendo que había entrado al Elenco de Alumnas y yo estaba en el trabajo sin poder gritar jajaja, solo abracé a mi amiga de al lado y nos emocionamos juntas.
Con el tiempo he aprendido que, si me encuentro, me conozco y me acepto a mí misma, no hay nadie que pueda contra mí. Encontrar mi esencia fue el resultado de esa búsqueda personal, y por esencia me refiero a algo que es permanente en ti y que forma parte de lo que eres y sin lo cual no podrías estar. Esta esencia se completó cuando formé parte de la familia Ladies Latinas, y llegó para ser ese espacio seguro en donde puedo compartir, expresarme y conocerme sin palabras y frente a un espejo. Es un lugar donde creces y aprendes mucho de otras mujeres y cada una de ellas ha aportado en mi vida, en mi crecimiento como persona y en mi proceso como bailarina. Me ha hecho ser consciente de mi cuerpo, de mi movimiento, de quererme y apreciarme mucho más y de salir de mi zona de confort (¡hola bachata!). Bailar en Ladies Latinas es como completar un ciclo que empezó a los 3 años con la marinera y los “cabeza arriba, pecho hacia afuera y actitud” que hoy son parte de mis entrenamientos.
Bailar es, además, aquello que llegó a mi vida para calmar cuando hay tormentas, para motivar cuando hay tristezas, para esforzar porque siempre hay que ir por más, pero por sobre todo para alegrar mis días y darme nuevos retos. Bailar no es fácil, es un proceso largo, hay que tener mucha paciencia con una misma, aún tengo muchas cosas por aprender y mejorar, pero es algo que elegiría una y otra vez ¡Quién sabe y hasta puedo competir más adelante y traer a mi casa un trofeo!
![](https://static.wixstatic.com/media/0dd8c4_73aef523d1ce48d1b99a582dd98a1225~mv2.jpg/v1/fill/w_505,h_379,al_c,q_80,enc_avif,quality_auto/0dd8c4_73aef523d1ce48d1b99a582dd98a1225~mv2.jpg)
Gracias Mia por crear este espacio tan hermoso, a todas mis profes que me han empujado y motivado desde el día 1, a todas mis amigas del Elenco de Alumnas que han sacado a fluir mi intensidad jajaja y a las cuales extraño y a todas aquellas personas con las que llevé una clase porque de todas aprendo mucho. También quiero agradecer a mi familia y amigos que me apoyan y han ido a mis presentaciones. Hoy estamos en cuarentena y no saben cuántas ganas tengo de volver a los salones de baile; sin embargo, aún en la distancia seguimos entrenando y es muy motivador ver a todas las mujeres que formamos parte de Ladies Latinas bailando desde nuestras casas