top of page

La danza, el arte que me ha motivado desde pequeña

Mi amor por la danza comenzó desde muy niña, desde que tengo uso de razón siempre me ha llamado mucho la música y bailar a como me fluyera (como me saliera de las venas, como dicen). Solía bailar frente al espejo a escondidas, por vergüenza a que me vieran en casa, cuando había actuaciones por festividades como el día de la madre o similares, ahí estaba yo siempre disponible y cuando hacían selección para los famosos concursos de danzas folklóricas en el colegio, ahí estaba yo también practicando y “esmerándome” para ser seleccionada y participar. Para mi era genial, debo decir que el lado artístico que toda persona tiene, yo lo llenaba con el proceso de aprender en ensayos y presentaciones, era lo más parecido para mi a una academia de baile, que en ese entonces estaban fuera del presupuesto familiar.

Olvidé todo eso, entre comillas, cuando pasé la adolescencia y la universidad. Ya de más grande, y con un salario (empoderada yo modestamente), volvió a despertar en mí el anhelo por tomar clases de danza, lo dudé mucho pues me sentía mayor para eso (una percepción errónea, tenía sólo 23 años), lo más parecido a danzar fue tomar clases de Zumba que ofrecían en el trabajo o bailar en un gimnasio, al que sólo me inscribí por las clases del baile, nunca entré a las máquinas.

Un día tomé valor y me inscribí en una academia de danza, duré dos meses e incluso hicimos una presentación en el teatro de mi universidad. De ahí, me volví a alejar de la danza, creo que el género que aprendí no me jaló lo suficiente para seguir perseverando, además no tenía tiempo y todo me quedaba lejos, más excusas, para que tengan una idea, mi trabajo estaba a dos horas de mi casa.

Hace un par de años me mudé, ya podía ir en bicicleta al trabajo, mis anhelos de niña fluyeron otra vez. Tenía más tiempo libre, y veía mucho videos en youtube sobre presentaciones de Street Jazz, las academias que seguía en redes tenían unas coreografías geniales. Para mi, el principal inconveniente para aprender este género era la flexibilidad, según yo, así que le pregunté a un súper bailarín peruano de contemporáneo, que siempre contestaba en redes sociales, me recomendara algún curso para mejorar la flexibilidad. Él me sugirió jazz, ballet y Danza Contemporáneo.

Bueno como para acortar mi relato (que ya viene siendo muy extenso), yo venía siguiendo a D1 y Vania Masías por redes hace mucho tiempo, así que esta academia fue mi primera opción. Es más, opté por danza contemporánea, porque era la clase que mejor se adaptaba a mis horarios de oficina, no sabía de qué se trataba exactamente, yo solo quería que me enseñen a cómo ser más flexible nada más, así que empoderada y ajustando todo mi ser tomé la clase muestra.

Cuando vi bailar a mi futuro profesor casi lloro literal, eran tiempos en los que me encontraba más sensible y verlo interpretar, expresar y casi volar en los giros y saltos, me resultaba muy hermoso. Me matriculé, no me importaba ser el “eco” de la coreografía en clase (literal, mi memoria corporal no era muy prodigiosa). Bailar era liberador, mi mejor terapia, me hacía ver las cosas con optimismo, encontrarme conmigo misma, siempre me ha gustado interpretar; y hablar con el cuerpo es reconfortante, podía decir y sentir tantas cosas bailando, además con la técnica que nos enseñaba yo me sentía una bailarina profesional.

Estuve casi un año, fue muy bonito, hasta ¿qué creen?, me desgarré el psoas en una presentación a inicios del 2019, pensé que era un “tirón” y no me enteré que fue desgarro hasta casi 4 meses después, en una clase que demandaba mucho “en dehor”, los dolores después de esa clase me hicieron acudir al traumatólogo quien me dio el diagnóstico. Bueno, lo que vino fue dejar de manejar bicicleta y danzar a recomendación de mi fisioterapeuta. La situación era muy difícil, la vida sedentaria no me va, me frustraba mucho estar sin actividad física, igual le ponía muchas ganas a la terapia para volver a bailar.

A fines del año pasado me sentía mejor, no me aprobaron volver al contemporáneo por el momento, pero sí bailar otros géneros como hip-hop o salsa que a sugerencia de mi fisioterapeuta me ayudarían a mejorar el centro y equilibrio. Opté por la segunda y pedí recomendaciones, me sugirieron la academia de Mía Noel “Ladies Latinas”, me dijeron que incluso se presentaban en concursos internacionales y no necesitaba pareja de baile; es decir, era ladies style y si le ponía ganas, hasta podía viajar para participar en una competencia ¿Interesante no?

Así es como llego a la escuela de Ladies Latinas en noviembre del año pasado, como ya había observado clases de este género, sabía que tenía que entrar desde básico, opté por matricularme en el entonces “Ladies Basic”, me gustó mucho el entorno y lo aprendido con Ale (nuestra profesora). A inicios de este año continué con “Project1” con nuestras profesoras Gisella y Sandy, aprendí un montón en las clases de salsa y conocí más de la bachata, que no estaba tan predispuesta a aprender al inicio, por ser muy “ondulante” para mi, pero me enganché. En las clases viví la comunidad de la que se hablaba en los flyer de Ladies, nos divertíamos mucho mientras aprendíamos y nos equivocábamos también, linda experiencia. El último curso al que me matriculé fue al coreográfico de Bachata para el tan esperado show de abril de este año, en el que iba a presentarme por primera vez ¡entre brillos y todo oye!, pero ya sabemos porqué no se concretó (¡ánimo!). ¡Ah! y también estuve en el evento por el día de la mujer este año y fue muy lindo, la energía que vivimos ese día fue muy contagiante y especial, compartir con gente que ama lo mismo que tú, te hace sentir acompañada.

Bueno, aún mis terapias no han terminado, los dolores reflejados en la rodilla han disminuído un poco, pero estoy ahí alerta volviendo poco a poco cuidándome y fortaleciendo mi core aún mucho más que antes, para bailar con más ahínco, es algo inexplicable tal vez, pero amo bailar. Estoy llevando las clases virtuales en la cuarentena latina de Ladies Studio, y están resultando un gran acompañante para estos días que estamos en casa a salvo, aprendiendo de las profesoras y de mis compañeras. En estas épocas de “Gusanito” o “Montaña rusa” de emociones, me ayudan a despejar la mente para tomar mejores decisiones (como dicen “desconectar” para “conectar”), llenarme de optimismo y más pensamientos positivos, sentirme acompañada, fortalece mi amor propio, reforzar mi paciencia, y todo esto que la danza me genera y que seguro a ti también.

No sé de qué manera les puede inspirar mi historia, pero les puedo decir, que si están teniendo dudas de probar alguna clase o género, “láncense”, nadie nace sabiendo, al principio puede costar, porque es un nuevo idioma, nuestro cuerpo y cerebro está aprendiendo otro forma de expresarse (y eso también es bonito, aprender). Nunca estamos tarde para aprender algo nuevo, no lo dudes, disfrutemos el camino y el proceso de aprendizaje, practiquemos mucho, se avanza si se practica, así no te salga el paso a la primera, tu cuerpo sigue aprendiendo y no olvidar que cada tiene su propio proceso y método que irá descubriendo en el camino. Respeta tu cuerpo y fortalece tu core para evitar probabilidad de lesiones, no mires a los costados si vas a hacer algún tipo de comparación que sea con tu “yo” anterior, de otro modo no tendría mucho sentido, notarás que igual avanzaste, ten paciencia, esto también nos enseña la danza. Disfruta el camino, dicen que cuando estás alegre y predispuesta a aprender tu cerebro capta más. Si tienes problemas de memoria como yo xD, con la práctica va a fluir y sin darte cuenta estás mejorando, ya verás.

Que estés muy bien, y gracias por darte el tiempo de leer hasta aquí y a Ladies Latinas por invitarme escribir en su blog, es la primera vez que escribo en uno (ajustando todo mi ser me animé), ha sido una chévere experiencia. ¡Gracias Ladies! ¡Buen miércoles!


join us

 for the 

PARTY

Recipe Exchange @ 9pm!

Tags
Sígueme
  • Facebook Basic Black
  • Twitter Basic Black
  • Google+ Basic Black
bottom of page