Bailar para sonreir
Las personas con rasgos de introversión sabemos que se nos hace difícil desenvolvernos en lugares nuevos o con desconocidos, por lo general nos lleva a estar “un poco escondidas” y tendemos a autocriticarnos o “auto sabotearnos”. Esta historia se remonta a mi infancia cuando el baile llamaba mi atención de forma innata, recuerdo que las tardes era mi momento favorito del día cuando encerrada en mi cuarto encendía la radio y bailaba sin pensar en nada, bailaba y se llenaba de alegría mi corazón… pero pasaron los años y con ellos aumentó un poco mi inseguridad, esto me llevó a evitar participar en actuaciones o cualquier actividad artística en el colegio; siempre veía a mis compañeras prepararse para diferentes eventos, era muy emocionante y admirable ver sus ensayos y lo bonito de cada coreografía pero nunca tuve la confianza de creer ser capaz de bailar así o de hacerlo bien y bueno vino una etapa más dura, la universidad.
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La universidad fue una de las etapas más absorbentes pero más bonitas de mi vida, pero la responsabilidad de la carga académica me llevaba a estresarme y decidí buscar alguna actividad extra que me permita relajarme, así volví a mi viejo amigo, el baile, busqué escuelas de baile cercanas y aunque a se me complicaba un poco el horario y no era tan disciplinada hacía felices mis días, tiempo después llevar ambas actividades era insostenible, y aunque fue una decisión difícil antepuse la responsabilidad y dejé de bailar por unos años, y me dediqué al 100% a mi carrera. Así como dejé de bailar, tuve que tomar muchas otras decisiones, quizá no tan acertadas, que me llevaron al momento más duro y triste de mi vida; pero me tocaba salir y reinventarme, así que una vez más decidí regresar a bailar, averigüé de una academia, traté de encajar mis horarios y me inscribí a un curso de fin de semana en dónde dictaban una hora de bachata, salsa y marinera y aunque fue todo un proceso, me re-enamoré del baile. Pasaron unas semanas y empezaron a organizar el evento aniversario, me preguntaron si podía participar en marinera y sin pensar en las consecuencias acepté, y aunque hubo miedo, ensayos en horarios complicados, y sobretodo el contarle a mi mamá sobre mi participación, no me detuve. Para mi fue una sorpresa contar con el apoyo de mi mami y así llegó el día, llena de nervios, pero lo disfruté. Creo que ese evento fue el punto de partida a todo esto, ya que aunque yo estaba en la coreografía de marinera, sentía mucha emoción al ver al grupo de ladies con sus vestuarios y sus movimientos tan coordinados, ese día dije algún día bailaré así y aunque por cosas profesionales la vida me llevó a otra ciudad, siempre tenía claro el que debía seguir bailando, así llegué a Lima y encontré Ladies Latinas, el concepto proyectado en redes sociales me envolvió y aunque una vez más era una locura dedicarle tiempo al baile decidí arriesgarme.
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Así inició mi aventura en Ladies Studio, en dónde encontré algo más que baile; se convirtió en un espacio “rosa”… seguro, lleno de amor, paciencia, respeto y amistad; fue el inicio de un proceso ha marcado mi vida, desde el enfrentarme a un espejo, el poder encontrarme o quizá descubrirme y el creer que puedo dar cada día más; me regaló personas increíbles que al pasar los días se convirtieron en mis amigas, punto de apoyo y aliento en este proceso. Pienso que la esencia del estudio está en cada una de las integrantes de su staff, mis profesoras, a quienes les agradezco cada una de sus enseñanzas y consejos, cada una de ellas me ha ayudado en diferentes aspectos, y creo que nos brindan a cada una de nosotras herramientas para a encontrarnos, nos alientan a no renunciar a nosotras mismas sin importar qué, a no avergonzarnos de quienes somos, más allá de enseñarnos pasos de baile o técnica, nos transmiten el valor de querernos, expresarnos y empoderar nuestra alma latina.
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Ladies Studio me ha dejado más de una experiencia, conoce mis risas, también mis caídas y siempre estaré feliz de haberlas encontrado y agradecida con cada una de mis profesoras, por enseñarme a confiar y creer en mí, por alentarme a trabajar duro, a no rendirme, a ir por más, a perseverar, a aprender que por un error no se acaba el mundo, que siempre se puede improvisar, esto aplicado a mi vida diaria me ha ayudado a crecer y a fortalecer mi inteligencia emocional, creo que hay un antes y después de Ladies Studio, por lo cual siempre estarán en mi corazón.
Bailar le ha dado color a mi vida, si bailas con el corazón olvidas el mundo que te rodea, olvidas juzgarte, logras libertad, conectas contigo misma y fusionas lo visible e invisible en ti, el mundo parece más bello y sientes que amas la vida, anímate a bailar… baila y sonríele a la vida.
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